domingo, 6 de marzo de 2016

por la bahía yo quiero ser marinero.

Ya sé que tardo la vida en escribir nuevas entradas, pero es que escribir por escribir pues no me gusta. Después de un tiempo viviendo en Sevilla, mis ansias de viajar, que nunca cesan, volvieron. Esta vez estuvimos en Cádiz, una ciudad hasta el día de ayer desconocida para mí.
Tenía muchísimas ganas de ver la playa, de caminar por nuevas calles e incuso de disfrutar de un clima ligeramente distinto al de aquí.
Creo que si puedo presumir de algo es de que soy realmente sincera y tengo que decir, que tenía más esperanzas en la ciudad y que quizá mi estancia allí se me hizo un poco larga. La ciudad me la esperaba más cuidada y más impresionante. No puedo decir que sea fea, además me enamoré de sus edificios rosa pastel, de la preciosa Plaza de las flores, edificio correors, de la vista de la catedral desde el paseo marítimo y de la playa de la Caleta, que aunque no bajamos, era bastante agradable. Puedo recordar que el momento más agradable fue cuando tomamos algo en el sol en frente de la catedral.
El tiempo no iba a mi favor: un viento horroroso, más frío del que estoy acostumbrada aquí en Sevilla, humedad... también tengo que decir que soy un poco tiquismiquis y a la mínima ya me encuentro mal.
Otra de las cosas que hicieron que el día no fuera tan agradable es que constantemente, se acercaba gente pidiéndote dinero y mire usted, que soy estudiante y vivo con los justo, no venga a molestarme.
Finalmente, antes de marcharnos, estuvimos en una cafetería ( Café Pan creo que se llamaba), para aguardarnos un poco del frío, tomar algo y descansar. Si os soy sincera, soy una fanática de la tarta de queso y me gusta ir probándola por sitios diferentes, y justo la de ayer fue la peor tarta de queso que he comido en mi vida, de verdad, galleta mala, en lugar de mermelada de fresa tenía gelatina de fresa por encima...resumiendo, un esperpento de tarta.

Aquí os dejo algunas fotos de ayer:



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